PERDON

Me gustaría hablar de los sentimientos sin caer en la cursilería ni en los tópicos, sino mirando un poco esta torre de Babel que a veces vivimos unos y otros.

Si vives con alguien, hermano, hijo o pareja, primo o sobrino, solo un consejo te puedo dar, si discutes no grites, si gritas pide disculpas y si no puedes porque no te lo permite tu carácter en ese momento, entonces espera a que pase.

A veces nos sentimos solos a pesar de estar acompañados, muchas veces, porque la convivencia va haciendo su trabajo en el día a día y nos hace olvidar lo importante de una conversación, que hemos cambiado por la tele, la importancia de jugar en familia, que hemos cambiado por la tranquilidad de leer el periódico, la importancia de compartir las aventuras y desventuras del trabajo, pero decidimos que desconectar es que las personas de nuestro alrededor no sepan casi nada de nuestra vida laboral.

Estamos en el era de la comunicación peor comunicada.

Nos creemos que escuchamos a los otros, pero cada vez nos oímos más a nosotros mismos, y nos encontramos aislados en nuestra parcela, sintiendo el corazón solitario, olvidándonos de la importancia de un beso, de una caricia y de unas palabras, creyendo que la rutina es la misma cada día, cundo no es verdad, cuando si escribiésemos en un diario veríamos que diferente son unos días de otros.

Cuando nos enfadamos, cada vez nos resulta mas difícil perdonar al otro, y curiosamente en una familia, es más fácil perdonar a un hermano que no has elegido, que a tu compañero o compañera sentimental, que has elegido tu, aunque también hay hermanos, que llevan años sin hablarse.

Y ya no hablemos de decir perdón, parece imposible creer que sea tan difícil nombrar esa palabra, y tan fácil insultar.

¿Que diremos pues de nuestra propia culpabilidad?, es cada vez mas difícil que alguien diga” la culpa es mía”
Para perdonar o pedir perdón, no importa quien es el culpable, solo hace falta querer vivir mejor, de lo que el rencor hace que vivamos.

A veces decimos sobre todo en el trabajo, no importa de quien es la culpa, lo importante es….No es verdad, nos encanta encontrar al culpable y señalarlo.

Se nos olvida, que la vida se nos va escapando entre los dedos “malviviendo” con rencores y con odios que dejamos en nuestros corazón amontonados unos encima de otros sin atrevernos a mirarlos ni a oírlos ni hablar de ellos, acumulando mierda sobre mierda en vez de ser capaces de abrir la ventana al sol y dejar que entre la claridad.

Otras veces empezamos a odiar con fuerza, no sabemos cuando y como y entonces gritamos mas de la cuenta, luego levantamos la mano y luego somos capaces de matar.
Calle Quimera tiene una entrada en su blog que dice ¿Por qué voy a tratarte bien si no te conozco? que me gustó mucho.
Y añado ¿Por qué voy a tratarte bien, si ya te conozco?

Cuando nos damos cuenta, somos viejos, la vida se nos ha ido en un soplo y no hemos aprovechado la felicidad que ha llamado a la puerta cada día….